lunes, 8 de febrero de 2021

1917

 1917: la FRECUENCIA ESPACIAL de la naturaleza


Antes de grabar una película se piensa meticulosamente su puesta en escena; qué objetos, decorados y elementos van a estar o no en el set. Su presencia va a permitir la creación de un plano determinado, que tendrá un significado u otro, por lo tanto, si el director cree conveniente que la película empiece y acabe con un plano similar, ¿por qué lo hacen? La respuesta variará dependiendo de la idea, mensaje o emoción que quieran transmitir. Empezar y terminar una película con planos semejantes sirve para que el espectador entienda precisamente estos dos conceptos; que el filme ha empezado y ha terminado, se ha cerrado la historia. Esto es lo que ocurre en la película de Sam Mendes, 1917.

Pero antes de pasar al análisis hay que dejar claro que se han elegido escenas determinadas de esta película porque estas conforman una frecuencia espacial. La frecuencia espacial consiste en la repetición de más de dos planos, a lo largo de la película, que son parecidos entre sí y que tienen una relación y significado concreto. En este caso se hará referencia a varios planos que están relacionados entre sí gracias al empleo de la naturaleza (árboles, cerezo). Es decir, la naturaleza tendrá una función narrativa (un significado concreto) que se desarrollará en tres ocasiones concretas.



ANÁLISIS

En el caso de 1917 los planos iniciales y finales pertenecen a dos etapas cronológicas distintas, es decir, el mismo plano no aparece dos veces, sino que son secuencias diferentes. Con relación a la estética y al escenario hay varias similitudes. La película comienza con un plano lleno de vegetación. El color predominante es el verde que combina muy bien con el amarillo de las flores. Este encuadre se define en gran parte por una línea horizontal que separa el cielo de la tierra. También se puede observar que en la lejanía del campo hay un conjunto de árboles, elemento que va a ser principal en este análisis. 



A continuación, gracias a un travelling out, aparecen por primera vez los protagonistas de esta película. En la parte izquierda está el cabo Blake que prácticamente está tumbado en posición horizontal, mientras que a la derecha se sitúa el cabo Schofield, apoyado en vertical en el árbol que tiene detrás de él. Vertical y horizontal son posiciones completamente opuestas, al igual que estos cabos que tienen personalidades completamente diferentes. Tal y como dijo el director Sam Mendes en una entrevista para Fotogramas, para interpretar el papel de Schofield “quería a alguien más anticuado, más para dentro, dignificado, pero también blando”, en cambio para Blake “necesitaba a alguien más joven, charlatán, divertido, que contara historias y que fuera vulnerable.”


Se ofrece una visión paradisíaca, casi advirtiéndonos de que esta escena va a constituir uno de los pocos momentos de tranquilidad de toda la película. Los cabos están descansando hasta que aparece el sargento. Cuando los protagonistas se levantan y empiezan a andar el plano detalle se va convirtiendo en un plano cada vez más general. Vemos a los dos soldados y descubrimos que, en realidad, no había un solo un árbol, sino dos. De esta forma, cada árbol corresponde a cada personaje.



A partir de este momento comienza su misión. Se adentran en el campo de batalla por lo que predominan planos que muestran la destrucción de la guerra. En consecuencia, no se volverá a ver esta frondosidad, naturaleza y calma del principio hasta pasada la media hora de película, cuando los cabos se encuentran con unos pequeños cerezos que están floreciendo. Estos son un recuerdo para Blake. Le recuerdan a su hogar y por ello volverán a aparecer en un momento crítico de la película.



Instantes después de esta conversación el cabo Blake es asesinado por un soldado alemán y Schofield se ve en la necesidad de continuar él solo. Tras una serie de acontecimientos, persecuciones y disparos este cae al río. Schofield está agotado, no ha dormido, no ha comido y lleva muchas horas en tensión con el único objetivo de seguir adelante. Va a dejar de luchar por sobrevivir cuando, de repente, caen al río pétalos de cerezos. Esto le recuerda a Blake y a la conversación que mantuvieron con anterioridad, lo que le da fuerzas para salir del río y para mantener la esperanza de encontrar el batallón.


Después escucha una voz cantar, que le guía hasta el batallón que estaba buscando. Por fin les ha encontrado. Agotado se sienta  y  se apoya en un árbol. De manera simbólica parece que los árboles para Schofield son el único “hombro” sobre al que apoyarse. Está exhausto, pero encandilado por la melodía hasta tal punto que por un momento se nos transporta a esa visión paradisíaca del inicio.


Una vez ha completado su misión y ha informado al teniente Blake de que su hermano ha fallecido, Schofield ya puede descansar en paz, y ¿hacia dónde ir entre tanto soldado herido? Se aleja del hospital de campaña y empieza a sonar la misma la canción que se escuchaba en el bosque, I Am a Poor Wayfaring Stranger, pero ahora solo la melodía. La cámara sigue al cabo y a lo lejos se observa un árbol. Pero esta vez no hay dos árboles, ni dos cabos. Son solamente un soldado y un árbol. Schofield está solo, ha perdido a su amigo. Ahora que ha terminado su cometido, se deja caer en el árbol y suspira deseando volver a estar con su familia.








CONCLUSIÓN

Se puede determinar que 1917 constituye el principio y el fin de un capítulo de la vida de Schofield. Los primeros planos son el inicio de la misión cuando todavía vivía el cabo Blake (dos soldados, dos árboles), mientras que los últimos planos hacen referencia al fin del viaje. Schofield ha conseguido llegar hasta al batallón, pero esto ha supuesto la muerte de su amigo (un soldado, un solo árbol). A pesar de ello, cada personaje se ha conformado para complementar y completar al otro, siendo cada uno muy diferentes y teniendo personalidades opuestas. 































































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